¿En qué nos puede ayudar la consultoría filosófica?

Como práctica filosófica la consultoría puede aportarnos habilidades y capacidades. Aquí presentamos cinco.

    1. Aclarar Pensamientos

    A veces creemos que tenemos muy en claro nuestros pensamientos e ideas. Por ejemplo, entendemos que el amor es fundamental para nuestras vidas pero ¿cuántas veces nos hemos preguntado qué significa “amor” para nosotros?

    Por lo general, afirmamos nuestras decisiones sobre conceptos que no nos hemos detenido a cuestionar, por eso a través de la pregunta incesante, la consultoría puede darnos ese espacio mediante el cual clarificar nuestros pensamientos, entender por qué y cómo surgen, cuáles son los supuestos que están presentes en ellos, cómo se contextualizan con el mundo de la vida y con el plano existencial de cada persona.

    2. Tomar decisiones

    La toma de decisiones no es un proceso fácil, implica considerar riesgos, analizar el contexto y saber precisamente lo que se desea. La filosofía, con su vocación de reflexión crítica y de búsqueda de la verdad y la sabiduría, puede colaborar en este proceso ya que nos obliga a detenernos y pensar qué es lo que queremos, por qué lo queremos y para qué lo queremos.

    Si bien toda decisión es un “salto al vacío” ya que implica tomar una acción en el presente que afectará al futuro, la consultoría filosófica puede brindarnos el espacio ideal para generar las herramientas que harán que nuestra elección sea el resultado de un proceso consciente y auténtico.

    3. Ganar libertad

    La libertad es poder elegir a sabiendas de los elementos que nos condicionan. Gracias a la consultoría filosófica podemos profundizar en nuestro ser y así tomar noción de cuáles son las ideas “importadas” que nos rigen.

    Al enfrentarnos a ellas, ganaremos libertad porque seremos capaces de reconocer cuánto hay de nosotros mismos en nuestras decisiones y cuánto de los demás

    4. Disolver conflictos

    Existe una gran discusión dentro de la disciplina al respecto de si la consultoría tiende o no a resolver los problemas de las personas. Por su cariz filosófico podríamos entender que la resolución no es un objetivo preestablecido; no obstante, sí sucede en ocasiones que el problema original se ve disuelto.

    ¿Cómo? Mediante el análisis conceptual de las palabras, definiendo nuestras categorías más profundas y contextualizando el problema inicial a través de distintas preguntas. Esto podrá lograr una ampliación en la perspectiva sobre las cosas, hecho que suele implicar una disolución del conflicto ya que lo que resultaba problemático, luego de ser pasado por el filtro de la pregunta, puede dar lugar a un cuestionamiento aún más profundo y superador.

    5. Mejorar los argumentos

    Siempre sostenemos nuestras creencias, convicciones y elecciones sobre los argumentos, esto es, sobre un razonamiento que pretende alcanzar una verdad. Sin embargo, el lenguaje y los actos de pensamiento pueden conducirnos por argumentaciones de mala calidad, inválidos, mal construidos.

    La consultoría filosófica, al invitarnos a desarrollar un pensamiento lógico y al cuestionar nuestra forma de pensar, colabora con la formación de los argumentos válidos, evitando incurrir en falacias, tautologías y contradicciones.

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